Baile de cifras en los resultados de las elecciones presidenciales en Senegal, celebradas el pasado domingo 24 de febrero, donde 6,7 millones de ciudadanos en el país y en la diáspora estaban llamados a las urnas. A la espera de que los resultados oficiales sean anunciados por la Comisión Electoral Autónoma (CEA). Por un lado, los candidatos de la oposición Idrissa Seck y Ousmane Sonko afirmaban el domingo en una rueda de prensa conjunta que habían forzado al actual presidente Macky Sall a una “inevitable segunda vuelta” ya que ninguna candidatura habría conseguido el 50% de los votos. Del otro lado, el Primer Ministro Mohammad Boun Abdallah Dionne anunciaba la misma noche que Macky Sall “había sido reelegido en primera vuelta con un mínimo del 57% de los votos”. Nadie mostró los números del recuento. Esta guerra de cifras se produce debido a que, a falta de anunciarse los resultados oficiales, los candidatos y los medios de comunicación se apoyan en tendencias de voto tomando como base las actas de los colegios electorales. Si finalmente habrá o no segunda vuelta, se resolverá como muy tarde el sábado 2 de marzo.
Las elecciones coincidieron en el mismo fin de semana con las presidenciales en Nigeria después de que fueran pospuestas una semana . El 2019 es un año clave de elecciones en el continente, donde además de Nigeria y Sudáfrica, los ciudadanos de tres países vecinos de Senegal están llamados a las urnas: Mauritania, Mali y Guinea-Bissau.
Intensa campaña, votaciones tranquilas
Tras tres semanas de intensa campaña electoral en las que las caravanas de los cinco candidatos se han dejado ver y oír por todo el país, los comicios se celebraron en una jornada marcada por la calma y con una notable participación que dejó imágenes de ciudadanos haciendo cola en los centros de votación. Nada que ver con las últimas elecciones presidenciales de 2012 cuando se produjo el relevo de Abdoulaye Wade tras 12 años al frente del gobierno. Aquellas votaciones estuvieron marcadas por las protestas de la sociedad civil en contra del cambio constitucional propuesto por Wade para presentarse a un tercer mandato, que no consiguió. Y es que Senegal tiene la reputación de ser uno de los países más estables en África occidental, ya que desde que dejó de ser colonia francesa en 1960 nunca ha vivido un golpe de estado militar y se ha producido dos veces el relevo democrático de su presidente.
En esta ocasión Macky Sall era el candidato de la alianza de partidos Benno Bokk Yakaar (Unidos por la esperanza), que buscaba la reelección hasta el 2024. Una nueva legislatura de cinco años después de que en 2016 se votara en referéndum la reducción de los mandatos presidenciales de siete a cinco años.
Los principales opositores fuera de las elecciones
A pesar de la calma en la jornada electoral, las elecciones no han estado ausentas de polémica. El 14 de enero el Consejo Constitucional impedía que dos de las principales figuras de la oposición pudieran presentarse. Uno era Khalifa Sall, ex alcalde de Dakar y anteriormente miembro del Partido Socialista (PS), sentenciado a cinco años de prisión por desviar 2,7 millones de euros de fondos públicos. El otro era Karim Wade, candidato del principal partido de la oposición, el Partido Democrático Senegalés (PDS), e hijo del ex presidente Abdoulaye Wade. En el caso de Wade hijo, fue condenado en 2015 a seis años de prisión por enriquecimiento ilícito, condena que no está cumpliendo ya que fue indultado.
Tanto la expulsión de los candidatos como la medida de los avales,
fueron interpretados por la oposición como unas maniobras del presidente Sall
para eliminar a sus rivales políticos y allanarse el camino en las elecciones.
Tanto la expulsión de los candidatos como la medida de los avales, fueron interpretados por la oposición como unas maniobras del presidente Sall para eliminar a sus rivales políticos y allanarse el camino en las elecciones.El otro tema candente fue la puesta en marcha del sistema de avales, recogidos en forma de signaturas, que los candidatos tenían que entregar para poder presentarse en los comicios. Tanto la expulsión de los candidatos como la medida de los avales, fueron interpretados por la oposición como unas maniobras del presidente Sall para eliminar a sus rivales políticos y allanarse el camino en las elecciones. Lo inédito es que por primera vez los senegaleses se encontraron en unas elecciones sin la papeleta de voto de las dos formaciones históricas, el PDS y el PS, lo que representa una nueva escena política en el país.
La economía se levanta, continúa la pobreza
Los buenos datos macroeconómicos y la construcción de nuevas infraestructuras han sido algunos de los principales argumentos de Macky Sall para optar a la reelección. Desde el año 2012 Senegal mantiene un crecimiento económico que no baja del 6%. En el marco del Plan Senegal Emergente se han construido infraestructuras como el nuevo aeropuerto, la autopista que ya une Dakar con Mbour o la nueva línea de tren. La deuda pública crece pero de forma controlada, gracias a las alianzas con el sector privado y a las inversiones extranjeras, sobretodo de países como China, Marruecos, Turquía y la Unión Europea. Además, el descubrimiento de yacimientos de petróleo y gas en aguas senegalesas ha levantado el optimismo y la expectación.
El balance negativo viene por las cifras que muestran que un tercio de la población aún vive en situación de pobreza. La elevadísima tasa de desempleo entre los jóvenes no baja, lo que obliga a muchos a emigrar a otros países del continente y a Europa, y el sistema educativo público padece una crisis estructural que no se ha podido enderezar. Estos son solo algunos de los retos que arrastra Senegal.
En una entrevista telefónica desde Dakar, la periodista y activista Aisha Dabo atribuía así la subida de popularidad del candidato Ousmane Sonko: “si miras los datos del PIB siempre son altos, pero la gente no nota estas mejoras”, “mucha gente, especialmente los jóvenes, han visto la solución en alguien como Sonko porque no tiene lazos con los partidos tradicionales” y añade: “cansados de oír lo políticamente correcto, han optado por el candidato que se enfrenta al poder”. Su estilo es directo y sin vacilaciones para denunciar a la clase política, que considera “corrupta y vendida a los intereses extranjeros”. Como medidas propone la salida del Franco CFA, la descentralización de los recursos en Dakar, la reducción de la deuda y del gasto del Estado. Era la primera vez que Sonko se presentaba en unas elecciones y puede que aún no tenga una gran estructura de partido detrás de él, pero es evidente que ha sabido conectar con muchos senegaleses de clase media con un deseo de cambiar el rumbo político del país.
El otro candidato con más peso en las votaciones fue Idrissa Seck, que cuenta con una larga trayectoria en la política desde que formó parte del gobierno de Aboulaye Wade hasta el año 2004, cuando optó por formar su propio partido. Con la ausencia de candidatos del PS y del PDS, para muchos era visto como la persona que reunía a la oposición tradicional. El economista, abiertamente de corte liberal, era la tercera vez que se presentaba en las elecciones.
Tras la jornada electoral del domingo, la publicación de los resultados parciales parece confirmar que Macky Sall no necesitará una segunda vuelta. Mientras tanto, los senegaleses esperan pacientes para saber quién será su próximo presidente.
Foto de Macky Sall: MONUSCO