El aumento de los partidos de base racial o étnica en las elecciones de mayo preocupa a quienes creen en la nación arcoíris de Mandela. El investigador del NAI, Henning Melber, dice que los fracasos internos del partido gobernante ANC coincidieron con una tendencia global de políticas de identidad.
El sueño de Nelson Mandela de una Sudáfrica como una nación del arcoíris representó a una sociedad donde las diferentes culturas y etnias convivían, compartiendo una identidad común sudafricana. Sin embargo, el partido de Mandela, el Congreso Nacional Africano (CNA), que ha continuado defendiendo la inclusión, registró su peor resultado en las elecciones del mes Mayo, con un 57,5% de los votos, frente al 62,2% de 2014. El principal partido de la oposición, el la Alianza Democrática (AD), que también se presentó como un partido para todos los sudafricanos independientemente de su origen étnico, perdió igualmente los votos en comparación con la elección anterior.
En cambio, el partido Economic Freedom Fighters (EFF), nacionalistas negros de extrema izquierda, obtuvo el 10,8% de los votos, un 6,4% más que en 2014. Otro partido de base racial que incrementó su proporción de votos fue el Freedom Front Plus (FF+), partido “sólo para blancos”, que ganó un 2,4%, cuando hace cinco años, FF+ se perdía en la oscuridad de los resultados electorales. El partido zulú nacionalista de la Libertad Inkatha Freedom Party (IFP) también se recuperó, superando a la AD para convertirse en el principal partido de oposición en la provincia de KwaZulu-Natal.
«Para alguien como yo que siempre ha creído en la nación del arcoíris, esto es bastante preocupante», dice Marc Dunnink, un estudiante de maestría sudafricano que estudia el espíritu político en las elecciones sudafricanas.
El investigador senior asociado del NAI, Henning Melber, señala al fallo del CNA a la hora de abordar los problemas internos, como el alto desempleo, junto con la coincidencia de la ola global nacionalista, como los factores detrás del crecimiento de las opciones de los partidos de base étnica en Sudáfrica.
«Con el estancamiento de la economía y el presidente Cyril Ramaphosa teniendo que equilibrar la lucha de poder con de Zuma en su propio partido, no es sorprendente que el CNA haya perdido votos», dice Melber.
La presidencia de Jacob Zuma de 2009 a 2018 ha sido descrita como una década perdida para Sudáfrica, debido a que la corrupción se volvió endémica y la economía se estancó.
Dunnink dice que el declive económico, la subsiguiente disminución en las tasas de empleo y la capacidad reducida del Estado para cumplir con los bienes sociales y públicos, jugaron un factor crítico que empujó a las personas a los límites del espectro político.
“Es más fácil para las personas creer en cosas buenas como la igualdad, el intercambio y la inclusión cuando la economía es fuerte. Cuando las cosas parecen desmoronarse, las personas tienden a buscar seguridad dentro de su propia comunidad étnica. A los políticos les resulta fácil vender el mensaje: «Me parezco a ti, puedo protegerte».
El FF+ apeló a los votantes afrikaaner blancos y conservadores con el eslogan Slaan terug («Devolviendo el golpe»), ganando alrededor de 250.000 votantes del partido moderado de la AD. Muchos votantes blancos en el interior de Sudáfrica están furiosos con políticas como la discriminación positiva y la expropiación de tierras, y están ansiosos por lo que consideran la victimización de los afrikaaners.
Sin embargo, aunque el aumento de la política de identidad en Sudáfrica es evidente, los resultados de las elecciones también fueron, y es incluso más importante, un voto de protesta contra los dos principales partidos de Sudáfrica, según Melber.
El investigador del NAI explica que la AD no cumplió con las promesas hechas en la campaña de 2014. Y, en sus esfuerzos por ganar votantes negros del CNA, al adoptar parcialmente políticas basadas en la raza como la discriminación positiva, parecen haber decepcionado a algunos votantes blancos.
«Pero aun así, viendo cómo de pequeño continua siendo el FF+, nunca se convertirá en una gran fiesta. Los votantes blancos no son homogéneos, algunos votan por el CNA, algunos por la AD y así sucesivamente».
Melber dice que el CNA, por su parte, ha perdido su atractivo entre la comunidad india. Considerados políticamente como «negros» durante los días de resistencia al apartheid, los activistas de CNA étnicamente indios han sido cada vez más marginados y excluidos a la hora de representar al partido.
Sin embargo, el factor decisivo en la política sudafricana en los próximos años no será sobre la identidad sino sobre la capacidad de Ramaphosa para mostrar resultados, según Melber. Los dos principales desafíos del presidente son castigar a los elementos corruptos y fortalecer la economía, dice Melber.
«Si el gobierno puede crear oportunidades de empleo, entonces las personas, en diferentes comunidades, votarán nuevamente por el CNA», dice Melber.
En opinión de Dunnink, Sudáfrica estaba caminando sobre la cuchilla antes de las elecciones. “O íbamos a repar los fracasos de la administración de Zuma, o nos retirábamos de nuevo a la política basada en la raza, respaldada por enormes tensiones sociales. Al menos –afirma- evitamos un derrumbe y abrimos espacio para un optimismo cauteloso bajo el liderazgo de Ramaphosa”.
Si bien el CNA perdió terreno en las elecciones, obtener el 57,5% de los votos sería un resultado de ensueño para muchos partidos gobernantes en otros países. Melber argumenta que el CNA fue castigado por el electorado, y muestra que la democracia de Sudáfrica está funcionando.
«A diferencia del Swapo en Namibia, o el Zanu-PF en Zimbabue, el CNA ya no canta el evangelio de la liberación: «Te liberamos, ¡nos lo debes!». La política en Sudáfrica es más matizada, es más compleja”, dice Melber.
Autor
Mattias Sköld, del NAI, publicó este texto originalmente en la web del NAI.
Traducción: Africaye.