La última conferencia de la doctora Stella Nyanzi, antropóloga, periodista, abogada y escritora ugandesa, se celebró el pasado 7 de abril en un hotel de Nakasero, uno de los barrios más ostentosos de Kampala. El salón de actos estaba abarrotado. No había suficientes sillas para todos los asistentes.
Los comentarios de la doctora Nyanzi habían inundado las redes sociales ugandesas durante meses: criticó abiertamente, y con un lenguaje que muchos consideraron «ofensivo» o «vulgar», al presidente de Uganda, Yoweri Kaguta Museveni, y a la ministra de Educación y primera dama, Janet Museveni.
Los organizadores del evento advirtieron en varias ocasiones que esa tarde no hablarían sobre política y así fue. La conferencia se centró en la campaña de la doctora y sus compañeras para recaudar fondos y repartir compresas a las escolares. Esa misma noche, algunos ugandeses publicaron en sus cuentas de Twitter que Nyanzi había desaparecido. A la mañana siguiente, la Policía confirmó que estaba detenida.
La doctora Nyanzi está acusada de «acosar virtualmente» al presidente y a la ministra de Educación, y de «comunicación ofensiva». Permanecerá en la prisión de máxima seguridad de Luzira hasta el 10 de mayo, cuando se reanudará el juicio. Los expertos dicen que la académica podría enfrentarse a una pena de hasta cuatro años de cárcel.
Redes sociales contra los abusos del poder
Desde que se anunció su desaparición, la élite ugandesa se volcó en las redes. Muchos publicaron tuits o comentarios en Facebook con los hashtags #FreeStellaNyanzi («libera a Stella Nyanzi») o #PairOfButtocks («un par de nalgas»; la doctora llamó así al presidente Museveni), que fueron tendencia en Uganda. Con todo, esta no era la primera vez que las protestas de Nyanzi llenaban las redes sociales.
En abril de 2016, Nyanzi se desnudó para protestar contra la administración del Instituto de Investigaciones Sociales de Makerere. Muchos ugandeses aún guardan en sus teléfonos móviles vídeos de ella, semidesnuda, gritando metáforas explícitamente sexuales que criticaban a su jefe, el profesor Mahmood Mamdani.
En realidad, la doctora Nyanzi únicamente está recuperando y rediseñando las tácticas que otras africanas emplearon para rechazar estructuras de dominación y exclusión. La doctora Sylvia Tamale explicó que centenares de mujeres se desnudaron en Uganda, Kenia, Nigeria, Camerún o Sudáfrica para protestar contra las leyes coloniales y postcoloniales. En los años 40, Semakula Mulumba, defensora de la independencia de Uganda, respondió a la invitación de una cena con el obispo mediante una carta de 18 páginas repleta de críticas obscenas sobre la Iglesia y todo lo que representaba. «La carta era parte de una campaña para socavar el complicado sistema de modales y protocolos impuesto por los colonizadores y adoptado por buena parte de las élites ugandesas», escribió la periodista Simon Allison. «La interrupción de los modales civiles y de las instituciones era un requisito esencial para conseguir un verdadero cambio o una política basada en el pueblo».
En la actualidad, estos movimientos se refuerzan gracias a las plataformas de las redes sociales. De acuerdo con el último censo nacional ―publicado en 2014―, el 69,1 % de los hogares ugandeses y el 38,2 % de las personas tenían al menos un teléfono móvil. Como en cualquier otro lugar del mundo, muchos ugandeses utilizan esta tecnología para compartir comentarios, vídeos o fotografías en las redes sociales.
La académica ha utilizado su cuenta en Facebook para llamar la atención sobre el historial de abusos contra los derechos humanos del gobierno o la mala prestación de servicios de salud pública, y escribió que las elecciones presidenciales de 2016 fueron fraudulentas.
Muchas niñas y adolescentes no tienen dinero suficiente para comprar compresas. En 2013, el 24,3 % de las chicas entrevistadas por la organización Build Africa admitieron que habían sido estigmatizadas después de ensuciar sus uniformes y por eso se quedaban en sus casas mientras menstruaban. Cuando Janet Museveni anunció, en febrero de este año, que el gobierno no tenía dinero suficiente para entregar compresas en los colegios, como había prometido su marido durante la campaña electoral, la doctora Nyanzi publicó comentarios aún más enérgicos. «¿Qué clase de madre [los partidarios de la ministra Museveni a menudo la llaman «mamá»] mantiene a sus hijas fuera de la escuela porque son demasiado pobres para comprar productos que las protejan adecuadamente de la vergüenza y el ridículo de teñir sus uniformes con sangre menstrual?», escribió Nyanzi en Facebook. «Debería visitar a la señora Museveni durante mi próximo período menstrual y sentarme en sus sofás impecables para teñir su alma con mi sangre. Esta sería mi manifestación pacífica en solidaridad con las adolescentes pobres de Uganda».
Una campaña de represión estatal
La Policía ugandesa ha advertido contra «el mal uso de las redes sociales» y ha declarado que el procesamiento de la doctora «debería servir de ejemplo a los demás». El gobierno manda así un mensaje a sus ciudadanos.
Como escribió el abogado Bwesigye bwa Mwesigire, «el encarcelamiento de la doctora Nyanzi es la culminación de una campaña de represión estatal de dos meses contra la académica». En febrero, Nyanzi fue interrogada por el Departamento de Investigación Criminal y, desde entonces, no ha podido viajar al extranjero, hombres armados allanaron su casa e intimidaron a su empleada doméstica y a sus hijos, y fue despedida del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Makerere.
Según algunas organizaciones para la defensa de los derechos humanos, el gobierno de Uganda ―dirigido por Museveni desde hace 31 años― está creando leyes cada vez más «represivas» que «menoscaban algunos derechos constitucionales». Con frecuencia la Policía dispara gases lacrimógenos o munición real contra las manifestaciones públicas ―decenas de protestantes han muerto durante los últimos años―, y el líder de la oposición ha sido apresado en numerosas ocasiones. Con la detención de Stella Nyanzi, la periodista Rosebell Kagumire cree que «el gobierno está buscando formas de extender los métodos tradicionales de intimidación también en Internet. Quiere controlar un espacio en el que no tiene la capacidad para intervenir».
En otra de sus publicaciones, la doctora Nyanzi sentenciaba: «Déjenme limpiar bien los penes encogidos y las vaginas magulladas que han violado Uganda durante 31 años. Los limpio con palabras y signos de puntuación, como si fuesen agua y jabón. […] Rechazo totalmente la idea de que no puedo o no debo criticar a las personas responsables de los abusos de los derechos de los ugandeses y los recursos de Uganda durante el mandato de 31 años de una familia cada vez más despótica (…) Como pensadora, profesora, poeta, autora, escritora y productora creativa en Facebook, es mi responsabilidad criticar audazmente a los corruptos tiranos».
Autor:
Pablo Moraga, periodista.