Entrevistamos a la bloguera y ciberactivista Fatouma Harber en Bamako (Mali) en un momento marcado por las dificultades en el avance del proceso de paz en el norte y por las multitudinarias protestas en la calle y los debates en torno a la reforma de la Constitución impulsada por el Gobierno. Pocos días antes habíamos sido invitados a la creación de la asociación de la comunidad de blogueros de Mali, bautizada como Doniblog, en la que Fatouma ocupa un lugar destacado a pesar de ser la única mujer. Originaria de Tombuctú (norte del país), la ciberactivista nos concede una entrevista en la que repasamos su iniciación en las redes sociales, la incidencia del activismo en las redes sociales en Mali y los asuntos que ocupan actualmente sus preocupaciones como ciberactivista.
¿Cómo llegaste al mundo del ciberactivismo?
En primer lugar, llegué al mundo del blog a través de la escuela y de los cursos de formación que pude tener en Tombuctú. En aquella época no era común tener acceso a internet en mi ciudad; todavía no había tenido lugar el boom de los móviles con internet que hay ahora. La organización de ayuda al desarrollo USAID financió en mi colegio el acceso a internet y gracias a ellos pude seguir cursos de informática. Me gustó y decidí crear un pequeño blog en el año 2011.
El blogging, a pesar de la escasa penetración de internet en mi país, se convirtió en una actividad importante para mí con la llegada de la crisis del año 2012. La crisis supuso la ocupación de Tombuctú por grupos armados, rebeldes y luego yihadistas, durante varios meses. Por aquel entonces comprendí que no existían medios de comunicación que contasen lo que estaba pasando, que básicamente era que gente que no conocíamos había venido a ocupar la ciudad con armas y a imponer su control. Estos ocupantes, con la ayuda desde el interior —también hay que decirlo— la emprendieron con parte de la población y con monumentos históricos de la ciudad. Es entonces cuando sentí la necesidad de contar al exterior, más allá de Mali, lo que estaba pasando y para ello me serví de Twitter y de mi blog.
Mi actividad bloguera se convirtió en algo más serio cuando gané el concurso de Mondoblog, y tuve la oportunidad de escribir en un blog patrocinado por Radio France International (RFI), publicando noticias sobre mi ciudad Tombuctú. Decidí escribirlas con un toque de humor.
¿Tuviste problemas a la hora de publicar en internet sobre la ocupación yihadista en Tombuctú?
No. En la ciudad yo era difícilmente identificable porque ya llevaba el velo antes de que los yihadistas lo impusieran en la ciudad. Y además vivía justo detrás del edificio donde instalaron la policía islámica, lo que me permitía ver qué pasaba y estar alerta por si podía tener problemas. El objetivo que quería al escribir era denunciar los abusos y las coerciones a las que la población de Tombuctú estaba sometida. Por ejemplo, las mujeres no podían circular con un hombre a no ser que fuera tu hermano, algo que era un poco absurdo ya que algunos de los ocupantes eran extranjeros y no nos conocían, así que no podían saber si era cierto que era mi hermano o no el hombre con el que iba. Igualmente, sus imposiciones sobre el velo era otro problema ya que ellos nos obligaban a llevar el velo monocolor, como el negro o el blanco, mientras que nosotras ya llevábamos el velo pero de colores. Yo me adapté como pude a ello para no llamar la atención y evitar posibles problemas, e incluso un miembro de la policía me hizo cumplidos por lo bien que llevaba el velo. Los yihadistas estaban bastante obsesionados con el control de las mujeres e incluso se preocuparon en distribuir folletos sobre cómo debían de comportarse las mujeres.
¿Cuáles fueron los temas de tu blog después de la expulsión de los yihadistas por la intervención militar francesa?
Los principales temas sobre los que decidí escribir fueron las condiciones de vida después de la reconquista de las ciudades por el Estado maliense con ayuda de los aliados internacionales. Y sobre todo, me dediqué a escribir sobre el acuerdo de paz, acuerdo que fue firmado en el 2015 por el Gobierno maliense con las mismas personas que ocuparon la ciudad de Tombuctú y que nos sometieron a los castigos. Por ello, me impliqué a través del blogging y de las redes sociales de Facebook y Twitter a denunciar el acuerdo de paz, a pesar de las limitaciones de internet en la zona.
Pero, el acuerdo de paz ha sido un logro del Gobierno y de la comunidad internacional para estabilizar el país, ya que no había otra alternativa visto el conflicto que enfrentó a los llamados rebeldes con el Estado maliense y la amenaza terrorista…
Sí, eso es lo que se dice, pero este acuerdo no es el primero que se firma con los rebeldes. Éstos respetan el acuerdo mientras les conviene y cuando no, se retiran y se arman para iniciar una nueva rebelión.
¿Qué otras actividades realizas?
Hago actividades para crear un lugar donde la juventud de Tombuctú pueda encontrarse alrededor de las nuevas tecnologías. Uno de los proyecto es SankoréLabs, un proyecto realizado con el apoyo de una ONG internacional para ayudar a las mujeres a retomar sus actividades económicas tras la crisis. Esta ONG había creado una sala informática para mujeres, donde se formaban en habilidades informáticas. La ONG se retiró por la inseguridad creciente, y nos donaron las infraestructuras y el material, entre otras cosas unos 10 ordenadores.
¿Por qué es importante el activismo en internet?
Es importante por las mujeres, en primer lugar. La mujer en la sociedad maliense no ocupa el lugar que debe. El papel de la mujer siempre ha sido reducido, siempre es el hombre el que decide y tenemos como resultado que las niñas no tienen educación y en el seno del matrimonio la mujer siempre es la que tiene que desempeñar todas las tareas del hogar. A través del activismo online lucho para mejorar algunos aspectos de la situación de la mujer, como la alfabetización de las niñas, contra las violencias basadas en el género, y contra de las mutilaciones genitales femeninas.
Además me he dedicado a poner en marcha otras iniciativas online, como la creación de la comunidad de blogueros Doniblog. Tambíen Yermatoun, una joven asociación en Tombuctú creada tras la firma del acuerdo de paz, integrada por jóvenes para la vigilancia de cuestiones sociales y políticas. Hemos visto que el acuerdo de paz tiene consecuencias sobre nuestra ciudad, una ciudad y sus poblaciones que no han sido tomadas en cuenta a la hora de alcanzar el acuerdo de paz, ya que se firma con los grupos rebeldes que tomaron las armas. Si eres ciudadano de a pie y no estás armado, como nosotros, no tienes derecho a la voz y no se te escucha. Por ejemplo, la sociedad civil ha rechazado la puesta en marcha de las autoridades interinas en Tombuctú. Las autoridades [centrales], los rebeldes y la comunidad internacional vieron bien que fuese la CMA (Coordination de Mouvements de l’Azawad – grupos rebeldes) la que obtuviese ese puesto, pero todo el mundo conocía la responsabilidad de los integrantes de ese grupo en los males que ha sufrido la ciudad y sus habitantes en 2012. Y no ha habido reparaciones. Entonces, cuando es la misma persona la que mata a tu hermano y se lleva tus animales, y luego va a obtener un puesto importante en la región, no es algo normal.
Por tanto, las cuestiones de las mujeres y los acuerdos de paz son dos de los temas que más han ocupado mi activismo.
Hemos visto la emergencia de una contestación en internet contra las actuaciones del Gobierno y del presidente Ibrahim Boubacar Keita, en la que usted ha sido protagonista junto a otros blogueros…
La contestación ha comenzado con los problemas de las autoridades malienses con un activista y cronista de radio en 2016. Esta persona, llamado Ras Bath, hacía emisiones sobre las acciones nefastas del Gobierno, como el desvío de fondos públicos o las acciones de las autoridades de Bamako con respecto al saneamiento de ciertas zonas de la ciudad con motivo de la cumbre de Francia-África (enero de 2017), que implicó la expulsión de decenas de personas que tenían su puesto de venta en la zona. Creo que esto es un buen ejemplo de la forma de actuar de nuestro Gobierno, que estaba más interesado en hacer un lavado de cara de la ciudad para la visita de los mandatarios extranjeros que en los verdaderos problemas de los malienses.
Es por esas razones que empezamos a hacer una campaña de contestación en las redes sociales. El primer hashtag que utilizamos fue #3ansdibekature (3 años de IBKadura – juego de palabras con IBK, el nombre popular del presidente, y dictadura). Este hashtag no gustó a las autoridades malienses y nos puso en su punto de mira. Quisimos que la gente opinara sobre lo que había hecho el presidente después de 3 años en el poder y los resultados en Facebook y Twitter no fueron muy elogiosos para el presidente.
Nosotros hacemos nuestras campañas de modo independiente. Nadie nos manda nada. Tenemos un grupo de WhatsApp y ahí coordinamos y debatimos las campañas online, como por ejemplo la creación de los hashtags. Cuando hubo el problema de Ras Bath (hubo movilizaciones populares tras su detención) y la confusión en torno a si era un bloguero como nosotros —que no lo es—, las redes sociales fueron cortadas durante dos días. El hecho de que cortaran la comunicación a través de las redes sociales demuestra que nuestro activismo tenía un efecto y que podíamos tener un impacto sobre las decisiones de nuestras autoridades a través del activismo online. Esto nos animó y continuamos con los hashtags. Otro ejemplo de ello fue el #debatdecaniveau (debate de la calle), con motivo de las informaciones que salieron a la luz sobre la intención del Estado maliense de firmar un acuerdo con las autoridades europeas para autorizar la repatriación de ciudadanos malienses en situación irregular desde los países miembros de la Unión Europea. Entonces, nosotros exigimos a nuestras autoridades respuestas a través de las redes sociales para saber si se había firmado o no este acuerdo con Europa. En ese momento, el Ministro de la Comunicación dijo que los que se expresan en las redes sociales eran gente “de poca monta” que se dedicaban a organizar “debates de calle” (o debates de bar). Aprovechamos esa salida de tono del Ministro para lanzar el hashtag como ironía.
¿Cuál es el impacto de vuestro activismo en las redes?
Es verdad que la penetración de internet en mi país no es muy alta (unos 2 millones de usuarios según la organización Internet Without Borders), pero hay que tener en cuenta que los periódicos y las radios beben muchas veces de los debates que se producen en las redes sociales y que nosotros animamos. Y por otro lado, el impacto sobre las autoridades, que a nosotros también nos interesa, parece que tiene lugar. Te voy a poner dos ejemplos con anécdotas que me pasaron. Durante la cumbre Francia-África, el Gobierno publicó un anuncio en el que quería concienciar a los ciudadanos malienses de que circularan bien para que no tuvieran accidentes en las carreteras y lugares donde los mandatarios franceses y africanos iban a pasar. Realicé un post con humor en el que pedía a los malienses que se si se querían matar en un accidente de tráfico, que lo hicieran en las pequeñas carreteras fuera de la vista de nuestros invitados extranjeros. El ministerio encargado de la campaña me contactó para darme explicaciones. En otra ocasión, tres meses después de la celebración de la cumbre, vi que las banderolas del evento seguían ondeando por donde los mandatarios pasaron, y me pregunté en Facebook si la cumbre ya se había celebrado visto que las banderolas seguían en su lugar; un día después ya no estaban.
¿Cómo os tratan las autoridades?
Nos desdeñan. Hacen como si no existiéramos. Durante la cumbre rechazaron acreditarnos para asistir a los foros periodísticos y de nuevas tecnologías. Los blogueros no están bien vistos, como en otros países como Costa de Marfíl donde las autoridades les tratan bien. Una vez llamaron desde la presidencia a un miembro de nuestra comunidad pero no salió nada bueno de aquella reunión. Sabemos que nos tienen bajo vigilancia y vemos las consecuencias de nuestras publicaciones. Otro ejemplo de ello fue cuando el presidente de nuestra asociación hizo una publicación sobre una polémica en la federación de fútbol femenino, y el Ministro de Deportes le llamó para hacerle ver las cosas desde su punto de vista.
Las organizaciones que defienden el acceso a internet denuncian que una parte de los cortes de internet en el mundo han tenido lugar en países africanos…
Sí, en Mali ha habido varios cortes de internet y de acceso a las redes sociales en momentos delicados. Yo he hecho lo posible para que las organizaciones que cuentan estos apagones lo sepan. Estoy en contacto con ellos.
¿Cuáles son los desafíos del ciberactivismo en Mali?
Creo que el ciberactivismo en Mali tiene mucho camino por delante. No obstante, creo que los ciberactivistas malienses necesitan apoyo, es la única comunidad de blogueros en África que no tiene ningún socio. Necesitamos un apoyo en el plano de la formación así como en temas de material, todo lo que hacen los ciberactivistas de nuestra comunidad lo hacen con fondos propios.
En cuanto a la administración maliense, hace todo para silenciarnos, seguramente porque molestamos. Si miras a la prensa maliense, sobre todo la escrita, no son muy críticos con el poder y además todos los editoriales están politizados, incluidos aquellos que son críticos con el poder, que están con algún partido de la oposición. Frente a la prensa que es instrumentalizada por los partidos políticos, los blogueros somos capaces de ser apartidistas y ser independientes.
¿Cómo mujer ha tenido más problemas para ejercer el ciberactivismo?
Sí. Ser mujer en África ya es en sí un problema. Trabajo en un instituto de formación y soy la única mujer profesora. Y el día a día es muy difícil, mis compañeros o quieren que sea algo más que una compañera para ellos o bien soy su enemiga. Tengo que ser la que está siempre a la hora, la que no se coge nunca días de vacaciones, la que tiene que estar ahí en todas las tareas voluntarias. Igualmente, en las clases me tengo que hacer respetar más de lo debido para que los alumnos me tomen en serio. Me he visto obligada a demostrar cosas para que mis compañeros sepan que valgo igual que ellos.
Y en el activismo es todavía peor. En el activismo solo hay hombres y todas mis relaciones son con hombres. El ego de algunos hombres les hace pensar que el activismo les pertenece y que así tiene que ser. Y el estar relacionándome permanentemente con hombres también me afecta en mi vida privada; no es bien visto del todo por la sociedad, una sociedad que cree que la mujer debe de ocupar otro tipo de espacio, en un ámbito doméstico, y no dejarse ver con distintos hombres. Asimismo, en el activismo la gente tiene tendencia a verme como fácilmente manipulable y a desdeñarme por ser mujer. He sentido esto dentro del mundo del activismo maliense donde he recibido incluso amenazas porque a algunos no les gusta que me posicione y opine sobre cuestiones de activismo.
Autor
David Nievas (Sevilla, 1985) Doctor en Estudios Árabes e Islámicos, se interesa en el estudio de las dinámicas del islam en Mali, país al que le dedica gran parte de sus investigaciones. Actualmente también sigue de cerca los distintos acontecimientos políticos y sociales que acaecen en la región del Sahel..