El terrorismo yihadista golpea de nuevo Malí

Anatomía del atentado en Bamako

El ataque del viernes al hotel Radisson Blu de Bamako no es una sorpresa para los que conocen o han visitado en los últimos tres años la capital maliense. Bamako alberga un puñado de hoteles y desde la instalación en el gran hotel Amitié del cuartel general de la misión de la ONU en Mali, el hotel Radisson Blu es el único de propiedad occidental y de los pocos que reunía las condiciones necesarias de seguridad para alojar delegaciones extranjeras y los actos de la ajetreada vida multilateral de Mali. Era habitual encontrar en el hotel a la gran mayoría de la comunidad extranjera, no solo occidental. Además, el hotel se ubica en un barrio relativamente nuevo y bien acomodado donde se encuentran las residencias de embajadores y embajadas, entre ellas las de Estados Unidos y España, así como las sedes de varias empresas e instituciones nacionales. En cierto modo no sorprende la elección de dicho objetivo por los responsables del trágico atentado del 20 de noviembre.

 

La intervención francesa contra el yihadismo en Malí

Hasta hace muy poco los grupos yihadistas estaban fuertemente presentes en Mali y controlaban parte del norte del país. El estallido de la rebelión tuareg en enero de 2012 logró el objetivo de expulsar al ejército y la administración maliense de las regiones disputadas de Tombuctú, Gao y Kidal -Norte de Mali. Tras este hecho una miríada de grupos terroristas e islamistas armados, algunos de ellos con origen en Argelia, expulsaron a los rebeldes y lograron tomar el control de la región. El dominio yihadista de las regiones del norte de Mali duró cerca de 10 meses. La ocupación se caracterizó por la mezcla de la extensión de servicios básicos a la población local y el restablecimiento del orden que había sido perturbado por los abusos de la rebelión tuareg, y la imposición por medio de la violencia de ciertas prohibiciones inspiradas en una lectura rigorista y descontextualizada de la sharía o ley divina que era aplicada férreamente al comportamiento y la vida cotidiana de los residentes del norte. Conforme el dominio yihadista se consolidaba se descubrió que lo que se pensaba que era obra de agentes extranjeros – fundamentalmente argelinos y mauritanos- era también participado por ciertas comunidades malienses y, especialmente, por jóvenes locales que se habían enrolado en los grupos armados yihadistas. La experiencia yihadista en el norte de Mali – una novedad antes del acaparamiento de los focos del DAESH por las conquistas en Siria e Iraq- terminó sus días con la efectiva intervención militar de Francia y sus aliados en enero de 2013. La bautizada como Operación Serval logró expulsar del territorio a los grupos yihadistas, pero desde entonces el terrorismo, lejos de reducirse, se ha intensificado en Mali.

 

Desde la expulsión de los yihadistas, los esfuerzos internacionales para ayudar al gobierno de Mali a restablecer su dominio en el norte y afianzar la seguridad en el país han sido numerosos. A la Operación Serval le sustituyó la Operación francesa Barkhane para centrarse en la lucha contra la amenaza terrorista en toda la franja del Sahel – desde Mauritania hasta Chad. La misión de la ONU, MINUSMA, mantiene desplegados en Mali – fundamentalmente en el norte- alrededor de 10 000 efectivos militares y policiales mientras que la misión europea EUTM se encarga de la formación y mejora de las maltrechas fuerzas de seguridad malienses. A pesar de todo ese esfuerzo, los ataques y acciones terroristas contra las fuerzas desplegadas en el norte han sido frecuentes desde 2013. La MINUSMA ya ocupa un puesto destacado entre las misiones de la ONU con más bajas en el mundo. Sin embargo, en el último año, la presión terrorista ha logrado desplazarse peligrosamente al centro y sur del país, las regiones relativamente más seguras del país, precisamente lo que la Operación Serval pretendía evitar cuando intervino.

 

Lucha interna del yihadismo por el Sahel

El atentado – que fue ejecutado por un pequeño grupo de individuos armados que irrumpió por la mañana en el hotel y se atrincheró en una de las plantas superiores- ha sido reivindicado por el grupo Al Mourabitoun, que alega que ha realizado la operación con la ayuda de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI). Todas la miradas se dirigen a un viejo conocido del panorama delictivo y terrorista del norte de Mali, el veterano Mokhtar Belmokhtar. Si esto resulta cierto, este ataque no es el primero que organiza el grupo de Belmokhtar. En marzo de 2015 Al Mourabitoun reclamó la autoría del atentado con fusiles y granadas contra un restaurante nocturno en el centro de Bamako donde murieron cinco personas. También fue el responsable del ataque a la planta de gas de In Amenas, Argelia, en 2013 y otros ataques en Níger.

 

Aunque el ataque en Bamako haya sido ejecutado una semana después de los atentados en París – donde han fallecido 130 personas y han resultado heridos más de 300 heridos- no parece que ambos atentados guarden alguna relación directa. Por un lado, lo sucedido en la capital africana puede obedecer a una lógica de rivalidad dentro del recientemente prolífico panorama terrorista en Mali. Las operaciones armadas y los ataques terroristas en el centro y sur, lejos del ámbito tradicional de los grupos yihadistas, comienzan a ser habituales. En el centro del país -región de Mopti- ha emergido un nuevo grupo llamado Frente por la Liberación de Macina. El grupo pretende restablecer el antiguo califato de Macina (s. XIX) y recluta fundamentalmente entre la comunidad étnica peul que se encuentra distribuida en la región central del país. Este grupo ha asestado varios golpes al ejercito maliense desde el inicio del año 2015 y recientemente habían sido detenidos varios integrantes del grupo en la capital maliense. El crecimiento de este grupo podría suponer una rivalidad para los otros grupos tradicionales como Al Mourabitoun, y el ataque al hotel sería una forma de imponerse. En esa mismo lógica analizamos la posible relación del atentado con la organización DAESH. La cercanía de las fechas del atentado de París con el de Bamako podría conducirnos a pensar en una coordinación con DAESH. Pero por el momento no hay evidencias sólidas que apunten a que la organización DAESH tenga una presencia real en la región saheliana, y el atentado de Bamako, si se confirma la autoría de Belmokhtar –enfrentado con DAESH desde hace un tiempo- podría venir a marcar el territorio contra el posible desembarco de la mortífera organización transnacional en el Sahel. La reciente reivindicación de atentados de gran repercusión mundial en Beirut, París o Egipto por el DAESH es una amenaza para los grupos terroristas del norte de Mali como AQMI o Al Mourabitoun que sienten que pueden perder la vanguardia del movimiento terrorista en la región.

 

Dificultades en el proceso de paz

Por último, el ataque no se puede analizar sin tener en cuenta el contexto actual que vive el país. En el hotel iba a tener lugar una reunión del Comité de Seguimiento del proceso de paz firmado en junio de 2015 –y explicado en Africaye por Iván Navarro. La reunión iba a contar con representantes de los grupos rebeldes, grupos afines a Bamako y el gobierno maliense, que intenta dar una solución al conflicto tuareg en el norte de Mali. Después de meses de enfrentamientos armados entre los grupos firmantes, en las últimas semanas la tregua se había establecido y parecía que se abría una ventana de esperanza para finalmente comenzar a implementar de forma efectiva el acuerdo de paz. El atentado tiene lugar días después de que el líder del grupo terrorista Ansar Din, Iyad Ag Ghali – ex miembro de la rebelión tuareg-, haya rechazado los acuerdos de paz alcanzados entre sus antiguos compañeros y el gobierno, y que haya vertido amenazas contra la presencia de Francia en Mali.

 

Foto de portada: Noborder Network

Especializado en Estudios Árabes e Islámicos Contemporáneos, mi interés por descubrir nuevos horizontes más allá del mundo árabe me llevó a elaborar una tesis sobre las dinámicas del islam en política en el Sahel. Formo parte del grupo de investigación Taller de Estudios Internacionales Mediterráneos (TEIM) de la Universidad Autónoma de Madrid, donde procuro seguir aportando mi granito de arena sobre la región saheliana. Convencido de la necesidad de "Africaye" en este mundo desbocado.

<span>One</span> Response to: Anatomía del atentado en Bamako

  1. gravatar <cite class="fn">javier aisa</cite> Responder
    noviembre 23rd, 2015

    Desde el grupo África Imprescindible en Pamplona-Navarra, muy buen artículo de David. Un problema añadido más, que las luchas internas entre todos estos grupos, con la lealtad (quizá no total) de Boko Haram a Daesh, incendien aun más toda la región.

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